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sábado, 14 de mayo de 2016

Religión: Un prejuicio letal

Los padres de Amarilis eran muy católicos, todos los domingos participaban en la misa que se celebraba a las 9:00 am en una iglesia cercana a su casa.

Amarilis era una joven de 19 años muy honrada, humilde y pacífica, predicaba el amor en todos los sentidos, mientras que sus padres eran muy rígidos, juzgaban sin piedad a quienes no profesaban su religión, según ellos quien no lo hiciera iba derechito para el infierno, por lo que no solían mezclarse con este tipo de personas, pues los veían inferiores a ellos.

Los padres de Amarilis habían aprendido desde pequeños a amar solo a los de su religión, pues para ellos eran su único prójimo, veían a los sacerdotes predicar que era malo tomar alcohol, pero sin embargo alguno de ellos salían de la  Iglesia tarde en la noche a un bar que estaba a dos cuadras de ésta, ahí podían apreciar mujeres desnudas que bailaban para ellos y tomaban hasta más no poder, tanto, que perdían el conocimiento hasta tal punto que algunos feligreses indignados tenían que llevarlos de vuelta a la iglesia.


Pasaban los días y todo seguía normal en misa, como si nunca hubiera pasado nada, la verdad era que pocos en el pueblo lo sabían y esos pocos decidían guardar el secreto, pues los sacerdotes les pagaban o los manipulaban diciéndoles que se irían al infierno si se revelaban contra la iglesia.

Todo lo anteriormente escrito pasaba en los tiempos en que los padres de Amarilis eran muy jóvenes, ya para ese entonces eran novios y visitaban la Iglesia católica.

Cierto día, los jóvenes debían ir a un retiro donde participarían también varios sacerdotes, Los padres de Amarilis asistieron, poco después se dieron cuenta de que los sacerdotes habían abusado de varios jóvenes, todos se alarmaron y los sacerdotes fueron expulsados de la Iglesia y sometidos a la justicia, pero pasó un tiempo y todo volvió a estar normal, por lo que los padres de Amarilis siguieron profesando su amada religión. Pasó el tiempo, se casaron y tuvieron una única hija, Amarilis, por quien daban la vida.

Una tarde de verano, había llegado al pueblo Juan José, un joven hermoso, era de Oriente , de un pueblo de la India. Una prima de Amarilis lo conoció en una fiesta a la que asistió, dias más tarde se lo presentó a Amarilis y éstos dos quedaron flechados, conversaron un largo rato y se agradaron mutuamente.


Pasados unos días siguieron viéndose a escondidas, más adelante se hicieron novios, pero Amarilis sabía lo que eso significaba, sus papás nunca le permitirían una relación con Juan José.

Amarilis quiso mantener la relación en silencio, pero Juan José le propuso matrimonio, como lo amaba no podía negarse. Por lo que planearon ir donde los padres de ella a contarles sobre su relación.

Como era de esperarse sus padres se negaron rotundamente, nada más de verlo no disimularon ni un poquito, empezaron a juzgarlo y a condenarlo duramente. Amarilis se fue llorando a su cuarto y el joven se fue desecho e impotente a su casa.

Un día Juan José llamó a Amarilis y le pidió que huyeran, ella se negó al principio, pero después decidió hacer lo que le pedía su amado, así que preparó todo y en la noche se dispuso a escapar por la ventana, pues él la esperaba en el patio trasero de la casa, el padre de Amarilis escuchó el ruido de la ventana, tomó su escopeta en manos y se dirigió al cuarto de la joven, hirió a alguien de un disparo, pensando que había sido al novio de su hija, corrió felíz a su encuentro, pero su sorpresa fue grande cuando vio a su hija muerta, la cuál yacía en el suelo.

Texto: Silvia Vicente.

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